El Progreso del Peregrino
“Todos necesitamos libros que corrijan los errores característicos de nuestro propio período y esos son los libros antiguos. Podemos estar seguros que la ceguera característica del siglo XX radica donde nunca hemos sospechado. Nadie puede escapar por completo de esa ceguera.
El único paliativo es mantener soplando la brisa limpia del mar de los siglos y esto solo puede lograrse leyendo libros antiguos”(Dios en el banquillo. Rialp, Madrid 2002).
El protestantismo en España y América Latina adolece de un grave problema: Ignora a sus grandes autores, a sus autores clásicos, a sus viejos autores, que en sus años acumulan sabiduría y experiencia vital. Si bien nada hay más cierto que las Escrituras son y deben ser el pilar fundamental de la fe y de la práctica, no lo es menos que los autores clásicos son fuentes de ilustración que no deberíamos despreciar y acudir a beber de ellos más a menudo. Solo así la “brisa limpia del mar de los siglos” podrá despejar nuestra ceguera característica del siglo presente. Según la Biblia, a veces “la senda antigua” (Jeremías 6:16), es la que mejor ilumina el camino y gratifica el alma.